llevarla a la experiencia plena. Los resultados demuestran quiénes recibieron una buena educación. Una educación bíblico-teológica debería ser evaluada por sus frutos tanto como el cristiano lo es (Mt. 7:16–20). Una educación que no produce lo que propone como el propósito de su programa es defectuosa y debería reformarse para dar el resultado propuesto. Dejemos de evaluar la educación sobre la base de los números, los títulos de los profesores, las horas en el aula y de estudio fuera de clase, el
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